viernes, 20 de enero de 2012

De Mandalay a Bagan por el rio Ayeyarwadi



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El viaje comenzo muy temprano, la cita era en la entrada del hotel a las 4:30am, subimos los seis turistas a un pequeno camion que nos condujo hasta el embarcadero, a eso de las 5 ya estabamos alli. Este servicio de barco lento es gestionado por el gobierno, tambien hay un barco rapido solo para turistas, caro y poco interesante.  A los extranjeros nos cobran 10 dolares por el trayecto en este slow boat y curiosamente se niegan a aceptar kyats, la moneda local.
Es un barco viejo de dos cubiertas de unos 25 metros de largo y unos 6 de ancho, basicamente lo utilizaba la poblacion para transportar mercancia y alimentos, pero se ha hecho popular entre los viajeros. Comenzamos a embarcar, los birmanos estan hechados en el suelo cubiertos por cobijas, todavia se siente frio. A los turistas nos reservan un area en la segunda cubierta hacia la proa donde hay sillas de plastico amontonadas casi sin espacio para estirar las piernas, tal vez eramos unos treinta en total alli arrinconados, los Birmanos nos miraban con curiosidad.
Cerca de las 6:00am comienza lal travesia, aun en una completa oscuridad, baja un poco mas la temperatura. Apenas comenzo a amanecer me levante, recorri el barco, fui a la primera cubierta, tome unas fotos, despues de aclarar del todo consegui un espacio entre dos familias birmanas donde echarme en el suelo. Estaba al fondo de la segunda cubierta muy cerca de la improvisada cocina, una mesa para seis y un par de fogones donde varias mujeres cocinaban arroz o tallarines y fritaban pescado.
Catorce horas en un barco lleno de Birmanos, me dejo ver lo buenas personas que son, sonrien, sonrien mucho, tambien les gusta cantar, intentan comunicarse contigo aunque algunos no hablen nada de ingles, te ofrecen sus lugares en el suelo y sus cobijas, te regalan comida, nunca dicen que no a una foto y les hace gracias cuando les compartes de tu fruta.
La mayoria eran mujeres que subian y bajaban los pedazos de madera que lanzan desde el barco a la arena para usar como rampas, con sacos enormes y pesados sobre sus cabezas, con lo diminutas que son y vaya que son fuertes. Se repitio la rutina de embarque y desembarque unas cinco veces, bajaban y subian sacos de arros, frutas, hasta motores entre unos cuatro hombres y una maquina de coser antigua con todo y su mesa por esas angostas tablas con gran agilidad.
Ya al atardecer cuando quedaban pocos birmanos, el resto de turistas empezo a tomar la cubierta, ahora tocan las fotos de atardecer y nuevamente navegamos en la oscuridad por un par de horas mas hasta llegar a Bagan. 

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